A lo largo de la historia, muchas mujeres han realizado contribuciones fundamentales a la ciencia, pero sus logros han sido minimizados, ignorados o atribuidos a sus colegas masculinos. Este fenómeno es conocido como el Efecto Matilda, un término acuñado en 1993 por la historiadora Margaret W. Rossiter en honor a Matilda Joslyn Gage, una activista que denunció la exclusión sistemática de las mujeres en diversos ámbitos del conocimiento.
¿Quién fue Matilda Joslyn Gage?
Matilda Joslyn Gage (1826-1898) fue una destacada activista por los derechos de las mujeres, sufragista y escritora. A lo largo de su vida, luchó por la equidad de género, la abolición de la esclavitud y la separación entre iglesia y estado. Fue una de las líderes del movimiento sufragista en Estados Unidos junto con Susan B. Anthony y Elizabeth Cady Stanton, aunque su legado fue menos reconocido que el de sus compañeras.
Gage fue autora de la obra Woman, Church and State (1893), en la que criticó cómo las instituciones religiosas habían perpetuado la opresión de las mujeres. También promovió la inclusión de las mujeres en la ciencia y la educación, argumentando que la historia había borrado sistemáticamente sus contribuciones.
A pesar de su activismo, Gage fue marginada del movimiento sufragista oficial debido a sus ideas radicales, lo que contribuyó a que su nombre quedara en el olvido durante décadas. Su legado fue recuperado en el siglo XX gracias al trabajo de historiadoras como Margaret W. Rossiter, quien bautizó el Efecto Matilda en su honor.
¿En qué consiste el Efecto Matilda?

El Efecto Matilda describe la tendencia histórica de restar importancia o negar los logros de las científicas, mientras que sus colegas hombres reciben el reconocimiento. Este patrón ha ocurrido en múltiples disciplinas, desde la física y la medicina hasta la informática y la biología.
Algunos ejemplos notables incluyen:
- Rosalind Franklin: Su trabajo con la difracción de rayos X fue crucial para descubrir la estructura del ADN, pero el crédito fue otorgado a James Watson y Francis Crick, quienes ganaron el Premio Nobel en 1962.
- Lise Meitner: Ayudó a descubrir la fisión nuclear, pero su colaborador Otto Hahn recibió el Premio Nobel de Química en solitario en 1944.
- Jocelyn Bell Burnell: Descubrió los púlsares en 1967, un hallazgo revolucionario en astrofísica, pero el Premio Nobel de 1974 fue concedido solo a su supervisor, Antony Hewish.
- Nettie Stevens: Descubrió los cromosomas sexuales y su papel en la determinación del sexo biológico, pero el crédito se otorgó principalmente a Edmund Beecher Wilson y Thomas Hunt Morgan.
- Chien-Shiung Wu: Demostró experimentalmente la violación de la paridad en la física, pero el Premio Nobel de 1957 fue concedido únicamente a sus colegas Tsung-Dao Lee y Chen Ning Yang.
- Ada Lovelace: Considerada la primera programadora de la historia, su trabajo fue opacado por Charles Babbage, quien diseñó la máquina analítica.
- Katherine Johnson: Matemática de la NASA que realizó cálculos cruciales para las misiones espaciales, pero su reconocimiento llegó mucho después de sus contribuciones.
Causas y consecuencias del Efecto Matilda

El Efecto Matilda se debe a múltiples factores, entre ellos:
- Sesgo de género en la academia: Históricamente, las mujeres han sido excluidas de la educación superior y las instituciones científicas.
- Cultura científica dominada por hombres: Durante siglos, la ciencia fue considerada un campo exclusivo para los hombres, lo que llevó a la marginación de las mujeres.
- Falta de oportunidades y financiamiento: Muchas mujeres científicas han tenido dificultades para acceder a los mismos recursos y apoyo que sus colegas masculinos.
- Reconocimiento desigual en premios y publicaciones: Los comités que otorgan premios científicos han favorecido a los hombres, ignorando o minimizando las contribuciones de las mujeres.
Este fenómeno no solo afecta a las científicas involucradas, sino que también priva a la sociedad de modelos femeninos en STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), dificultando la inclusión de futuras generaciones de investigadoras.
¿Cómo combatir el Efecto Matilda?
Para reducir este sesgo y garantizar un reconocimiento equitativo en la ciencia, es esencial:
- Visibilizar a las científicas: Incluir sus historias en libros de texto, documentales y medios de comunicación.
- Fomentar la equidad en premios y publicaciones: Asegurar que los comités de evaluación sean diversos y estén conscientes de los sesgos.
- Crear redes de apoyo y mentoría: Impulsar la formación de comunidades científicas donde las mujeres puedan acceder a oportunidades y mentoría.
- Revisar y reescribir la historia de la ciencia: Dar el crédito debido a las científicas cuyos logros han sido ignorados o atribuidos a otros.
- Promover políticas de igualdad en la academia y la investigación: Garantizar igualdad de oportunidades y representación en el ámbito científico.
Reivindicar la labor de las mujeres en la ciencia no es solo un acto de justicia, sino una forma de fortalecer el desarrollo del conocimiento y motivar a nuevas generaciones de investigadoras.
«La ciencia no es un juego de niños, ni un juego de niñas. Es un juego de todos. Se trata de dónde estamos y hacia dónde vamos.» – Nichelle Nichols
Fuentes
- Efecto Matilda. (s. f.). Wikipedia, la enciclopedia libre. Recuperado 7 de marzo de 2025, de https://es.wikipedia.org/wiki/Efecto_Matilda
- National Geographic. (2023, 14 de marzo). Efecto Matilda: la problemática que afecta a las mujeres en la ciencia. National Geographic. https://www.nationalgeographicla.com/historia/2023/03/efecto-matilda-la-problematica-que-afecta-a-las-mujeres-en-la-ciencia
- Nano Sostenible. (2018, 17 de enero). El efecto Matilda. https://nano-sostenible.com/2018/01/17/el-efecto-matilda/